¡Adicto Total!
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Publicado: Thursday 14 de January de 2010, 00:56
Nunca insistiré suficientemente sobre el hecho de que la creencia generalizada de que es necesario que una hembra críe al menos una camada en su vida, está totalmente fuera de lugar. La vox populi lo afirma, pero sin embargo está perfectamente demostrado que no aporta ningún beneficio específico para la perra y, además, en muchos casos puede representar riesgos incluso importantes para su salud, teniendo en cuenta que durante la gestación, el parto y el post-parto se pueden producir un buen número de complicaciones muchas de las cuales pueden llegar a suponer un riesgo para la vida. Entre otras tenemos el que en el primer tercio del embarazo se produzca un aborto del que el propietario no sea consciente, que tenga como consecuencia una infección de útero que se complique, produzca una septicemia y suponga la muerte del animal si no es tratado a tiempo; también existe un riesgo elevado de muy variadas complicaciones durante el parto, algunas de las cuales exijan la práctica de una operación cesárea que, obviamente, tiene toda una serie de implicaciones y riesgos durante la operación misma y a posteriori. Y, por si esto no fuera suficiente hay también que pensar que en los días posteriores al parto existe el riesgo de infección uterina, eclampsia, mastitis, etc. etc.Por lo tanto es muy conveniente que antes de decidir alegremente hacer criar a una perra, el propietario tome en consideración todos estos y otros aspectos, incluido el de qué hacer con una camada si es muy numerosa, a quién destinar los cachorros, si hay suficientes futuros propietarios decididos a darles un hogar, si se dispone del tiempo necesario para atender a los neo-natos que no siempre podrán ser cuidados exclusivamente por la madre, si se cuenta con el espacio suficiente para proveerles del lugar necesario para su buen desarrollo, si se dispone igualmente del presupuesto necesario para ocuparse de alimentarles, desparasitarles, vacunarles y además tener una provisión de fondos extra para posibles imprevistos y si, junto con todo lo anterior, hay ganas, muchas ganas de complicarse la vida durante al menos ocho semanas antes de la entrega de los cachorros.Nada de lo anterior es baladí, que son aspectos a considerar y que aún siendo muy optimista y teniendo especial voluntad para convertirse en el “Criador del año”, los cachorros no nacen con panes debajo de las patas e incluso en el mejor de los casos y dándose todo muy bien, la cuestión es más peliaguda de lo que parece, el trabajo mayor de lo que aparenta, el desgaste físico inmenso… y la ¿satisfacción? no siempre es completa. Un apunte más… tener una camada no va a suponer en la gran mayoría de los casos ganancias económicas sino que lo más probable es que haya que poner dinero, mucho dinero; dinero que no siempre se recupera, dicho sea de paso. Criar perros la mayor parte de las veces se convierte en un hobby caro, muy caro.Dicho lo anterior y hechas las salvedades oportunas, si el lector todavía sigue decidido a hacer criar a su perra, conviene que discuta los pros y contras de hacerlo con su Veterinario, se asegure completamente de que le va a tener a su total y plena disposición cuando en mitad de la noche, la perra empiece con contracciones y quién sabe si con complicaciones… y luego, se prepare para hacerlo todo lo mejor posible.Empezando por el principio diré que ninguna perra debe criar su primera camada antes de cumplidos los dieciocho meses de edad, esto si se trata de una hembra de razas toy, pequeñas, medianas y en el caso de razas grandes y gigantes no debería tener su primera prole antes de los dos años de edad. Las razones son obvias; la primera y principal, que la hembra necesita haber cumplido con su etapa de desarrollo físico y fisiológico, la segunda que debe haber madurado mentalmente lo suficiente y la tercera que nadie desea que una niña tenga un bebé a los catorce años y por lo tanto tampoco debería hacer criar a su perra antes de que haya alcanzado plenamente su mayoría de edad.Lo siguiente a tener en cuenta es que cualquier perra que vaya a ser destinada a la cría tendrá que estar en excelentes condiciones físicas, perfectamente nutrida (entendiendo por nutrición algo más que abrir un saco de comida y echársela al plato un par de veces al día), completamente desparasitada (parásitos intestinales de una parte y parásitos externos de otra) y adecuadamente vacunada y revacunada.Otro dato que no puede obviarse es que debe ser un animal con un carácter estable, sin problemas de timidez patológica (que se transmite a la prole) ni de agresividad de ningún tipo, pues la agresividad puede igualmente tener un origen genético. También es esencial, si queremos hacerlo bien, que sea un ejemplar perfectamente típico de su raza, sin defectos aparentes que pudiera igualmente transmitir a sus descendientes, entendiendo por defectos todos aquellos que están descritos en el patrón racial (estándar de la raza) correspondiente. Y que a la hora de elegir al macho semental, éste igualmente sea un individuo libre de taras, sano, sin problemas de comportamiento de ningún tipo y que esté adecuadamente vacunado y desparasitado.Otro hecho que no puede ignorarse es que hay una serie de patologías “ocultas” que pueden dar al traste con la correcta crianza de la prole como son ciertas enfermedades que pudiéramos tachar de venéreas, léase, de transmisión sexual; entre ellas están el herpes virus canino y la brucelosis canina, por citar las más comunes, aunque no sean las únicas. Estas dos enfermedades suelen cursar sin signos aparentes y desgraciadamente tienen consecuencias devastadoras tanto para la madre cuando su sistema inmune se ve afectado por el propio curso del embarazo (dado que puede llegar a abortar) como para la prole puesto que significan muchas veces la muerte de todos o parte de los individuos en los días posteriores al nacimiento. Y hay todavía otra enfermedad que la mayoría de los propietarios no conoce siquiera y que además de ser transmitida de madres a hijas, tiene igualmente un defecto devastador en los neonatos; se trata de la sarna demodécica.Por lo tanto y en evitación de males mayores sería conveniente que antes de decidirse a cruzar a la hembra se hablara de estas posibilidades con el Veterinario que la atiende y se discutieran las posibles implicaciones genéticas de tales o cuales defectos según el estándar con el Criador de la hembra.SIETE FACTORES QUE GARANTIZAN UN EMBARAZO SIN SOBRESALTOSVacunaciónLa hembra que haya de criar deberá estar perfectamente vacunada de:•Parvovirosis•Coronavirosis•Moquillo•Hepatitis infecciosa•Leptospirosis•Parainfluenza / Tos de las Perreras•AdenovirosisEstas vacunas deberán haber sido inoculadas con una antelación mínima de 30 a 45 días antes de la monta y máxima de diez a once meses. Ello garantizará que los cachorros en la etapa de lactancia reciban de la madre unos calostros que les protejan suficientemente hasta que llegue el momento de emprender su propia vacunación primaria.Análisis PreviosSería conveniente realizar una analítica de sangre y orina completas para descartar cualquier problema oculto de salud que pudiera acarrear complicaciones durante la gestación, el parto o la lactancia.Asimismo sería interesante descartar que la perra padezca un Herpes Virus Canino o una Brucelosis: hoy en día ya existen tests que pueden llevarse a cabo en cualquier momento para determinar si este problema está o no presente.También sería fundamental descartar que la perra sufra una Leishmaniasis Canina o una Dilarofilariasis Canina (enfermedad del gusano del corazón), mediante una simple prueba veterinaria, por cuanto cualquiera de estas dos enfermedades debilita suficientemente al sujeto y no haría más que complicar su estado de salud durante la gestación y la lactancia.DesparasitaciónEl dicho de que “a perro flaco todo son pulgas” puede aplicarse aquí en el sentido de que cualquier perra que esté parasitada externamente tanto por pulgas como por garrapatas como por ácaros, será una hembra extraordinariamente debilitada y que por lo tanto no estará en condiciones óptimas para soportar el desgaste que produce un embarazo y un periodo mínimo de 4-5 semanas de lactación posterior.Aparte de las parasitaciones externas, también es esencial que la futura madre esté libre de todos los parásitos intestinales que la debilitarían igualmente y que tendrían un efecto devastador sobre su prole dado que les serían transmitidos por vía placentaria, por vía de la leche y por contacto con las heces de la propia madre durante las primeras semanas de vida. Para ello basta con realizar en momentos muy concretos (en los 15 días anteriores a la monta, en las 48 horas anteriores a la monta, a día 20 y 50 contados desde la monta) unas completas desparasitaciones intestinales. Ello debe ser discutido con el Veterinario que aconsejará el tratamiento más adecuado teniendo en cuenta las condiciones de vida del animal y el ambiente que le rodea. No olvidemos que además de los parásitos habituales (nematelmintos, platelmintos, distintos protozoos y dirofilaria immitis) en muchos casos las perras pueden estar parasitadas por Toxoplasma gondii, Babesia, Giardia canis y Coccidias, protozoos todos ellos que se transmiten con relativa facilidad por el contacto con heces de aves y de roedores e incluso heces de gatos no desparasitados o por la ingesta de aguas contaminadas).NutriciónComo ya se ha dicho, no es lo mismo alimentar que nutrir. Una perra gestante tiene unas demandas nutritivas mucho mayores de lo habituales, pero para que el embarazo transcurra sin complicaciones la perra debe estar adecuadamente nutrida desde mucho antes incluso de que se la cruce. De hecho de una correcta nutrición dependerá no sólo su adecuado estado de salud y su capacidad para un embarazo más llevadero, sino incluso el que el número de cachorros que compongan la camada sea más extenso y éstos nazcan en mejores condiciones de peso y más capaces de hacer frente a las primeras y cruciales horas y días de vida.Al contrario de lo que se piensa, no se trata de cebar al animal durante el embarazo por aquello de que “coma por dos” o por cinco o por diez, sino de que cuente con unas buenas reservas y no se desgaste ni durante la gestación ni durante la lactancia. La perra bien nutrida será aquella que no pierda peso después del parto ni tampoco acabe perdiendo gran parte del pelo que la cubre. Y será aquella que produzca leche de calidad y en cantidad suficiente para amamantar a su prole adecuadamente durante las siguientes semanas.EjercicioDurante la primera etapa del embarazo (antes incluso de que la perra empiece a ganar peso y a mostrar signos evidentes de que este está siguiendo su curso) podrá continuar desarrollando el ejercicio habitual e incluso es interesante, si previamente ha sido una hembra sedentaria, que se la inste a caminar con regularidad durante varios periodos (cuatro o cinco al día) de media hora a tres cuartos pues una adecuada musculación tendrá un efecto benéfico para el animal no sólo porque estará más en forma, sino porque se mejorará el tono muscular del útero y de toda la musculatura abdominal que jugará un papel esencial durante el parto.Durante la segunda fase del embarazo (es decir a partir de día 35-38 hasta su término) los paseos se irán reduciendo en cuanto a duración, pero incrementado en cuanto a número de salidas pues de una parte el animal sentirá una mayor presión del útero sobre el intestino y la vejiga lo que hará que multiplique su necesidad de defecar y orinar, y de otra esto continuará contribuyendo a mantener un buen tono de la musculatura que luego intervendrá en la capacidad para expulsar a los bebés durante el parto.Sin embargo durante todo el embarazo será necesario tomar ciertas precauciones para evitar grandes esfuerzos como escaladas, carreras sin control, saltos, posibles peleas con otros congéneres, golpes, etc. etc. pues en tales situaciones se pueden producir riesgos tanto para la salud de la madre como de los embriones y luego fetos.PrecaucionesDurante los 58 a 65 días que dure la gestación será necesario no sólo extremar las precauciones para evitar accidentes, peleas con otros perros, traumatismos, etc., sino evitar igualmente el contacto con productos o plantas tóxicas y con animales venenosos puesto que todo ello tendría un efecto devastador para la madre y la futura prole.Asimismo se pondrán todos los medios para evitar la hipertermia (golpe de calor) y la hipotermia, dado que ambas situaciones, por extremas, pueden implicar riesgos graves para la salud de la madre y alteraciones de todo tipo en el desarrollo de los embriones y luego fetos.Controles VeterinariosHoy en día ya existen medios diagnósticos muy seguros para confirmar la gestación en una etapa precoz; la ecografía puede arrojar información sobre el embarazo a partir del día 23-24 desde la primera monta y en días posteriores, hacia 45-50 sirve para conocer el estado de los fetos, si estos son viables, si tienen defectos de algún tipo, etc. Por lo tanto hay que pensar en realizar una primera ecografía que confirme la gestación a las tres semanas y media de producida la primera monta y otra hacia las seis semanas para ratificar que no haya habido reabsorción fetal y que todo continúa su curso sin complicaciones de ningún tipo.Posteriormente es conveniente realizar una radiografía de abdomen hacia el día 56-57 de gestación, que informe sobre la manera en que están colocados los fetos y arroje datos fehacientes sobre el número aproximado de cachorros que componen la futura camada, de tal manera que el Veterinario pueda saber con ciertas garantías si todo sigue su curso normal o si se puede haber cachorros que se presenten en formas que dificulten su expulsión y puedan significar complicaciones graves durante el parto. |