|
Publicado: Sunday 20 de January de 2013, 21:00
“La neotenia” es la retención de rasgos juveniles por parte del animal adulto. Los factores genéticos influyen sobre el nivel de neotenia de los individuos, manteniéndose tanto en la conducta como en el fenotipo.En su prólogo de “Los caninos salvajes” (Fox, 1975), Konrad Lorenz aporta algunas observaciones sobre la neotenia y los problemas de la domesticación: “Los problemas de la domesticación han sido para mí una obsesión durante muchos años. Por un lado, estoy convencido de que el hombre debe la persistencia a lo largo de su vida de su curiosidad constitutiva y de su orientación juguetona a la exploración a una neotenia parcial que es indudablemente una consecuencia de la domesticación. De una manera análoga al lobezno, el perro doméstico debe su ligazón permanente a su amo, a una neotenia del comportamiento que le impide la búsqueda del liderazgo de la jauría. Por otro lado, la domesticación puede causar una desintegración igualmente alarmante de rasgos de conducta valiosos, así como una exageración no menos alarmante de rasgos menos deseables”.Las características infantiles de los animales domésticos son analizadas por algunos estudiosos entre los que se encuentran, R.Coppinger y L.Coppinger (1993), Coppinger y Schneider (1993) y Coppinger y otros (1987). Un ejemplo de esas características de la neotenia, es el acortamiento del hocico en los perros y los cerdos.Los animales domésticos han sido seleccionados en favor de un perfil juvenil de la cabeza, hocico corto y otros rasgos (Coppinger y Smith, 1983). Además, la retención de rasgos juveniles hace que los animales sean más tratables y fáciles de manejar. Los cambios físicos también se relacionan con cambios en el comportamiento.Un ejemplo claro es el Bóxer que obviamente es morfológicamente diferente al lobo, es la raza neoténica por excelencia, ya que siempre se encuentran dispuestos al juego y a la colaboración con su amo, aún cuando son capaces de tener un excelente desempeño como perros de protección, siguen siendo básicamente cachorros grandes.Por lo tanto hemos podido comprobar que la neotenia no sólo a afecta a los caracteres morfológicos sino que también afecta a la conducta, en la cual encontramos diferencias entre el perro y el lobo.La reducción general del tamaño del cuerpo es una característica de la domesticación y puede estar relacionada con las carencias dietéticas originadas por el cautiverio al que fueron sometidos estos animales. Los cambios en la forma de la cabeza y la reducción del tamaño del cerebro pueden estar asociados con la neotenia, en la que varios aspectos del desarrollo de la conducta y del desarrollo físico del animal son detenidos en diferentes etapas.Debido a la capacidad funcional reducida de ciertas áreas del cerebro, los animales domesticados tienen un estado de alerta más bajo que sus ancestros salvajes. De igual manera, tienen una percepción reprimida de su ambiente, con un embotamiento de los sentidos por la cantidad de nueva información que recibían y que afectaría sobre todo a la audición y la visión.El camino que se tuvo que recorrer para que se produjera la transición de lobo a perro, puede haber sido un largo proceso que comenzó cuando los humanos intentaron por primera vez domesticar al lobo. Hay muchas teorías al respecto, pero la lógica hace pensar que los lobos que se acercaron a los campamentos que formaban los hombres, para comer de sus basuras y que eran más tolerantes con ellos, se les debió haber permitido quedarse en la comunidad y formar una población de lobos domesticados. Por muchas generaciones, la selección humana de los rasgos en los animales que fueran de mayor beneficio para ellos, debe haber resultado en una evolución animal que difería del lobo salvaje tanto en su conducta, como en su morfología o fenotipo.Para el lobo salvaje, el aullido es utilizado para comunicarse a larga distancia, pero esto no es exitoso en la comunicación con el humano, que basa la suya en una rica multiplicidad de fonías.Hay que suponer que el lobo que obtenga una comunicación más rica en tonos (ladridos) obtendrá más éxito adaptativo y el que más aúlle, menos. Si sólo lo que está en los genes produce adaptación, el más adaptado será el que aúlle menos y ladre más. Éste será el que evolucione y obtenga más copias, porque parece más lógico y adecuado ya que nos hace llegar a la conclusión de que algunos lobos tuvieron que evolucionar, por procesos de selección natural y conseguir la adaptación necesaria para acercarse al humano quien por otro lado, introdujo la selección artificial a posteriori.La neotenia produce cambios en el desarrollo del perro como un retraso en el período sensible de socialización, y otros morfológicos y fisiológicos que lo hacen distinto del lobo, siendo los más importantes, los que se refieren a las alteraciones en el color del manto, orejas caídas y la aparición de dos ciclos estrales al año frente al único que sufre la loba en primavera.La extinción de los dinosaurios, hace 70 millones de años, dejó una gran variedad de nichos ecológicos vacíos y que allanó el camino para que una gran variedad de mamíferos llenaran éstos. Uno de los grupos principales de mamíferos carnívoros se desarrolló y evolucionó hasta convertirse en la familia de los perros.Vamos a estudiar a esta familia de carnívoros, en la que los miembros más populares pertenecientes a la misma que encontraron su nicho trófico en el hábitat humano fueron los de la especie “Canis lupus familiaris”, el perro doméstico.Para que se pueda encuadrar la teoría de la domesticación del lobo con la aparición de tantos y tan variados descendientes, ésta tuvo que llevarse a cabo en varios lugares y al mismo tiempo. Esto implicaría una variabilidad de morfología, fisiología y comportamiento llevando al “Canis lupus familiaris” a la diversificación en multitud de razas adaptadas al medio donde se movía su compañero humano.La domesticación del perro ocurrió mucho antes que la domesticación de cualquier otra especie animal. Los perros ya estaban domesticados al final de la Era Glacial hace unos 12.000 años atrás. Sin embargo, la larga asociación de los humanos con los ancestros del perro moderno, los lobos, comenzó miles de años antes, cuando la caza y la ocupación de territorios por parte de las dos especies se habrían superpuesto cada vez más frecuentemente.Con el cambio gradual en la especie humana, que pasaron de cazadores nómadas a recolectores asentados y que comenzó hace unos 8.000 años aproximadamente, el perro pareció haberse convertido en un animal común, con una distribución geográfica mucho mayorLos estudios genéticos señalan al lobo como el antepasado del perro doméstico, así lo demuestra el ADN mitocondrial cuya coincidencia con el del lobo es de un 99,8%, pero durante el proceso de domesticación, los perros han conservado muchas conductas propias de los lobeznos, por ejemplo, los lobitos ladran mucho mientras que los lobos adultos rara vez lo hacen. Los perros domésticos ladran mucho (Fox, 1975; Scott y Fuller, 1965).Los lobos tienen patrones de comportamiento instintivo muy arraigados, que determinan la dominancia o la sumisión en sus relaciones sociales, mientras que en los perros domésticos, las pautas ancestrales de conducta social del lobo aparecen de modo fragmentado e incompleto.La clave para domesticar exitosamente al lobo y a otras especies salvajes, parecía ser el hecho de que ellos retienen características juveniles e incluso fetales en el adulto. Este proceso, conocido como neotenia, significa que los animales jóvenes muestran una conducta sumisa, no agresiva, necesitada de atención, y son menos temerosos a los extraños, con una baja respuesta a las presiones a las que son sometidos. Los animales adultos que poseen estas características pueden tener menos probabilidades de sobrevivir en un ambiente salvaje, pero se encuentran perfectamente adaptados para vivir en un ambiente humano. Al seleccionar animales lo suficientemente mansos como para ser domesticados, los humanos estaban seleccionando inconscientemente estas características que hemos mencionado.El valor más importante de los perros domésticos primitivos fue probablemente el papel que jugaron como socios cooperativos en la caza. Con el desarrollo y el asentamiento de la agricultura y la domesticación de otro tipo de animales, la utilidad del perro en las poblaciones pudo seguir creciendo. En esos momentos, los perros podían ser entrenados para realizar labores de pastoreo y proteger las cosechas cultivadas, ahuyentando a otros animales salvajes. Ya en tiempos más recientes, parece ser que la selección deliberada de ciertas características, como la apariencia, temperamento o habilidades particulares, llevaron al desarrollo de varios tipos de perros. Frank y Frank (1982) observaron que la rígida conducta social del lobo se desintegraba en "una colección de fragmentos independientes de comportamiento".Los perros de tiro para los trineos, criados junto con cachorros de lobos, no lograron captar las señales de comportamiento social de los lobeznos. Otras comparaciones demostraron que el desarrollo físico de las habilidades motrices es más lento en los perros de tiro para trineos. Goodwin y otros (1997) estudiaron diez razas distintas de perros, que iban desde los ovejeros alemanes y huskies siberianos hasta los bulldogs, los cocker spaniels y los terriers. Encontraron que las razas que retenían el mayor repertorio de conductas sociales propias de los lobos eran aquellas que se parecían físicamente a éstos, como los ovejeros alemanes y los huskies siberianos. Tanto Barnett y otros (1979) como Price (1984) concluyeron que la experiencia también puede hacer que los animales retengan rasgos juveniles. Gould (1977) también consideró los efectos de la neotenia, y afirmó que ella está determinada por cambios en unos pocos genes que dirigen la secuencia temporal de las distintas etapas de desarrollo. Según Darwin en 1859, “la domesticación es más que domesticar”.El término “domesticado” se refiere a individuos más o menos dóciles que se relacionan con el hombre pero cuya reproducción no es intencionadamente selectiva, mientras el término “doméstico” hace referencia a los animales que, mediante la directa selección del hombre, han adquirido determinadas características morfológicas, fisiológicas, comportamentales y genéticas diferentes a las que tenían sus progenitores salvajes (Matiello, 1998).Sin embargo, Los términos: “adiestramiento, “amaestramiento” o “doma” sugieren un proceso por el que el hombre canalizaría las cualidades de un espécimen hacia la consecución de un objetivo concreto (Antonio Pozuelos 2002): “Los que piensan que los lobos tienen los mismos patrones de conducta de los perros, están tan equivocados como los que olvidan que estos últimos proceden de los primeros y los que pretendiesen tratar a un lobo como a un perro, serían unos inconscientes”.Nos encontramos así con dos especies que, aunque de la misma familia, se van pareciendo cada vez menos, aunque dos caracteres les siguen uniendo: su posibilidad de hibridación y el mantenimiento intacto de sus estructuras jerárquicas.Es normal que un macho de perro no quiera saber nada de hijos que posiblemente no sean suyos. La certeza de paternidad la pierde el perro doméstico cuando pasa de monógamo, como el lobo, a promiscuo. Así una perra puede tener hijos de distintos machos cosa que, por supuesto, nunca se dará en el lobo como norma.Los perros respecto al lobo tienen: Una menor actividad global y una distribución de esa actividad más uniforme a lo largo del fotoperiodo, lazos sociales más difusos a la vez que presentan una compatibilidad social más alta que los lobos y una actividad sexual muy intensificada.Por lo tanto, “El perro se asemeja a un lobo que nunca alcanzará la madurez”.Javiér Pérez Blanca (Asociación para el Estudio del Perro y su Entorno AEPE)Bibliografía:Barnett, S. A., Dickson, R. G. y Hocking, W. E. (1979). Genotype and environment in the social interactions of wild and domestic "Norway" rats. Aggressive Behav. 5, 105-119. Coppinger, R. P. y Smith, C. K. (1983). The domestication of evolution. Environ. Conserv. 10, 283-292. Coppinger, L. y Coppinger, R. (1993). Dogs for herding livestock. En: "Livestock Handling and Transport" (T. Grandin, comp.), pp. 179-196. CAB International, Wallingford, UK. Coppinger, R. y Schneider, R. (1993). Evolution of working dog behavior. En: "The Domestic Dog: Its Evolution, Behavior and Interactions with People" (J. Serpell, comp.). Cambridge University Press, Cambridge, UK. Coppinger, R., Glendinning, J., Torop, E., Matthay C., Sutherland, M. y Smith, C. (1987). Degree of behavioral neoteny differentiates canid polymorphy. Ethology 75, 85-108. Curso de Etología Canino Avanzado de Antonio Pozuelos J. de Cisneros (Director del Curso y Presidente de la Asociación para el Estudio del Perro y su Entorno)Darwin, C. R. (1859). "On the Origin of Species." Oxford University Press (reeditado en 1958 por Mentor, Nueva York.Fox, M. W., comp. (1975). "The Wild Canids: Their Systematics, Behavioral Ecology and Evolution." Van Nostrand-Reinhold, Nueva York.Frank, H. y Frank, M. G. (1982). On the effects of domestication on canine social development and behavior. Appl. Anim. Ethol. 8, 507-525. Goodwin, D., Bradshaw, J. W. S. y Wickens, S. M. (1997). Paedomorphosis affects visual signals of domestic dogs. Anim. Behav. 53, 297-304. Gould, S.J. (1977). "Ontogeny and Phylogeny." Harvard University Press (Belknap Press), Cambridge, MA y Londres. Lorenz, K. Z. (1965). "Evolution and Modification of Behavior." University of Chicago Press, Chicago. Pozuelos, A. (2003) “Etología del Perro”Price, E. O. (1984). Behavioral aspects of animal domestication. Q. Rev. Biol. 59, 1-32. Scott,J. P. y Fuller, J. L. (1965). "Genetics and the Social Behavior of the Dog." University of Chicago Press, Chicago. |