Historía del Akita
Todas las razas de perros japonesas reciben el nombre de su lugar de origen y después se añade la palabra "inu" (perro, en japonés). La raza Akita Inu es la de mayor tamaño de todas ellas y procede de la provincia de Akita, que se encuentra en el norte oriental de la isla Honshu, territorio montañoso, muy rocoso y con un clima extremo.
La existencia de los Akita se remonta a 5.000 años atrás: eran los acompañantes de los samurais japoneses. Era utilizado como perro de caza y su posesión era un signo de riqueza, una muestra del poder social que ostentaba el dueño.
Se puede asegurar que la raza existe debido al carácter proteccionista del Gobierno japonés, ya que estuvo a punto de desaparecer en varias ocasiones, entre otras, durante la II Guerra Mundial, época en que llegaron al extranjero con los soldados americanos, que no tuvieron en cuenta la prohibición de la exportación del Akita en 1931. Antes mismo, en 1926 fueron declarados "patrimonio nacional", siendo la raza más antigua de las declaradas monumento natural nacional por el Ministerio de Cultura japonés.
Este perro figura en numerosos sellos japoneses y posee un monumento en Tokio.
Aún hoy en día su importación es difícil. Además de ser el perro nacional de Japón, el Akita es una de las razas reconocida como pura. Para su recuperación se seleccionaron los ejemplares más típicos; tan estricto llegó a ser el control de camadas que todavía en la actualidad hay que disponer de un padrino para poder conseguir un ejemplar de condiciones destacadas.