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Publicado: Wednesday 20 de February de 2013, 20:28
http://www.realceppabizkaia.com/trabajo/articulo_tomeu_rotger_rastro_1_articulos.htm Buenas tardes. Ante el desconocimiento e interés por esa apasionante disciplina que es el rastro deportivo, os dejo unos artículos muy buenos de uno de los grandes rastreadores de la historia del IPO en nuestro país. Sacado de la web del RCEPPA del país vasco y a su vez de la antigua revista APPORT.Es una información muy completa. Pero que nadie espere hacer muchos progresos en rastro sin estar en un grupo de trabajo o yendo con alguien ya iniciado.Un saludo.Primera Fase del Rastreo Extraído, con permiso, de la Revista "Apport" nº 27 Tomeu Rotger El adiestramiento del perro en rastreo podemos dividirlo en tres fases: inicio, presión y mantenimiento.En este artículo voy a desarrollar el sistema que más me gusta y mejor me funciona en la fase de inicio y próximamente desarrollaré las dos fases siguientes. Se puede empezar el adiestramiento a partir del cuarto mes de vida del perro, aunque yo prefiero comenzar al año de edad, cuando el perro es más maduro y puede soportar los sistemas que desarrollo en este artículo.Para obtener buenos resultados en esta fase, y esto es muy importante, hay que conseguir que el perro tenga ganas y quiera rastrear. Tenemos que estudiar bien el carácter del perro: lo ideal es que sea alegre, le guste jugar y sea comilón. Pero puede que sea alegre y comilón y que el juego no le llame mucho la atención. O que le guste jugar y esté estimulado pero que no sea muy comilón o, en fin, que sea un pero apático pero muy comilón.Tenemos que escoger un sistema eficaz para que sea él mismo quien se preste a trabajar. Cualquier tipo de fuerza o presión por nuestra parte quedan descartados. Si tenemos un perro comilón y juguetón hay que trabajar, evidentemente, con la comida y el juego. Esta es la mejor combinación posible para obtener excelentes resultados. ¿Podemos adiestrar un perro que no reúna ninguna de estas cualidades? Sí, podemos, aunque es aconsejable la ayuda de un experto. Tenemos que obligarlo a rastrear desde el principio usando la presión justa para no hundirlo, e improvisar constantemente, lo que es muy complicado de hacer y explicarlo, excedería la finalidad de este artículo.Tenemos un perro de un año que reúne las cualidades necesarias. Os aconsejo que antes de empezar el primer trabajo, el perro pase un día en ayunas, así se prestará con más facilidad al sistema que vamos a utilizar: preparamos cuatrocientos gramos de carne, aproximadamente, cortada en trozos del tamaño de una nuez y elegimos un terreno que, para los primeros trazados, deberá ser fácil, con la tierra poco compacta y algo húmeda para que las huellas queden bien marcadas y sean visibles a simple vista. Los cuatro primeros días marcamos tres rastros seguidos (fig. 1). Hacemos un punto de partida pisando un metro cuadrado de terreno en el que depositamos tres trozos de carne. Esto será así en todos los rastros que marquemos en esta fase. El perro se dará cuenta de que cada vez que le colocamos en ese punto recibe un olor intenso, lo que le hace tener más seguridad del rastro a seguir. Caminaremos en línea recta cincuenta metros, marcando bien las pisadas y dejando en la parte trasera de cada huella, -la correspondiente al talón-, un trozo de carne. Es importante que durante al adiestramiento sólo coma carne en el rastro, nunca en casa. Al final del trazado pondremos un juguete (por ejemplo un rodillo o una pelota). El juguete cumple dos funciones: dar a entender al perro que hemos terminado y premiarle jugando con él un buen rato.Una vez preparados los rastros, llevamos al perro al punto de partida atado con una correa normal y el collar de castigo, que nunca utilizaremos para presionar al perro. Pretendemos que se acostumbre a llevarlo y no advierta el cambio cuando sea necesaria la fuerza en la siguiente fase del adiestramiento. Con la mano izquierda cogemos el mosquetón de la correa y, al mismo tiempo que le damos la orden “busca”, le ayudamos a que baje la cabeza tirando hacia abajo con la mano izquierda. Mientras, con la derecha, le vamos señalando las huellas. Inmediatamente se da cuenta, con el hambre que tiene, de que en cada huella hay comida. Durante los tres primeros días hay que mantener asido el mosquetón con la mano izquierda, casi rozando el collar, impidiendo que el perro se salga del trazado, para que se dé cuenta de que siguiendo la línea marcada consigue la recompensa, primero en forma de carne y, al final, con un rato de juego con el rodillo o la pelota. A partir del quinto día ya podemos coger las correa a un metro de distancia del collar, siguiendo con el mismo trazado de rastros de la fig. 1. Después de haber practicado de esta forma unos quince trazados, haremos una sola recta por día, con una longitud de cien metros y siguiendo el mismo sistema: terreno fácil y colocando la misma cantidad de carne pero más distancia (fig. 2).A medida de que nos demos cuenta de que el perro sigue bastante bien y con muchas ganas, podemos alargar hasta llegar a los ciento cincuenta metros en línea recta, cogiendo siempre la correa a un metro del collar. Una vez que el perro hace las rectas sin dificultad cambiamos a los trazados de la fig. 3: doscientos metros de longitud con varias curvas, pero muy suaves, de forma que el perro no se dé cuenta del cambio de dirección al rastrear. Esta fase tiene como finalidad facilitar, al llegar el momento, que haga los ángulos de noventa grados.Ya tenemos al perro que lleva unos cuatro meses de rastros, con grandes distancias de hasta cuatrocientos metros, con muchas curvas, siempre suaves, y en terrenos fáciles. Es el momento de comenzar con los ángulos de noventa grados. Si hemos trabajado bien desde el principio no le costará aprender los ángulos. Trazamos un recorrido similar al de la fig. 4, con tres ángulos y varias curvas. Insisto en la importancia de que las curvas sean muy suaves para que el perro aprenda a rastrear sobre el trazado: con muchas curvas y colocando la carne en el talón de la huella aprende a trabajar con la nariz.La pregunta que nos debemos plantear ahora es: ¿cómo se trabaja para conseguir buenos resultados en los ángulos? La respuesta es, en principio, bastante simple: el adiestrador no tiene que hacer nada.Evidentemente es el perro quien debe resolver la dificultad aprendiendo por sí mismo. Es un error pretender corregirlo con tirones de correa cuando se pasa del ángulo. Si hacemos las cosas bien desde el principio y con este método, el perro se dará cuenta de que la única vía para conseguir la recompensa es a través del trazado. Cuando se pasa del ángulo se da cuente de que ha perdido el rastro y nosotros no tenemos que hacer nada. Hay que dejarlo tranquilo, con la correa floja y que resuelva él solo.Con frecuencia veo, en las pruebas que juzgo, que casi todos los guías siguen el rastro con la correa muy floja y al llegar al ángulo la tensan y dan tirones pretendiendo facilitar el ángulo al perro. Mi sistema se basa en todo lo contrario: empiezo de salida con la correa un poco tensa y en el momento en que el perro se pierde o se pasa un ángulo la dejo totalmente floja y espero hasta que encuentra el rastro.Es muy importante que exista el máximo de entendimiento entre el guía y el perro. Tenemos que trabajar los dos: el perro con su nariz y el guía dándole la máxima tranquilidad y seguridad a través de la correa. En el momento en que estamos en una prueba de trabajo, mediante la correa le transmitimos que sigue bien la pista y se tranquiliza y aumenta su concentración. En el momento en que se pasa el ángulo y duda, la correa se afloja y se da cuenta de que estamos perdidos y es él el que tiene que resolver el problema. Cuando consigue el ángulo y se tensa la correa, sin decirle nada, le estamos haciendo entender que va bien, al tiempo que recibe nuestro halago y sigue tranquilo y concentrado.Hasta ahora no he mencionado los objetos. Para mí es muy importante que el perro, en fase de aprendizaje, no tenga estorbos. Lo único que queremos con lo expuesto es que aprenda a seguir un rastro. Si en el momento de empezar a rastrear ya le colocamos objetos, cuando el perro está concentrado y realizando un buen trabajo, le dictamos la orden “platz”, le confundiríamos. Cuando veamos que es capaz de realizar buenos rastros con varios ángulos empezaremos con los objetos. Para los dos primeros días buscamos un terreno muy fácil y marcamos un rastro de ochenta metros con una curva muy suave (fig. 5). En el punto de partida dejamos dos trozos de carne y el resto lo llevamos en una riñonera. Después del punto de partida vamos a ir colocando los objetos, a una distancia de unos siete metros aproximadamente. Al final del trazado dejamos el juguete. Nos dirigimos con el perro al punto de partida y le damos la orden de busca. Cada vez que esté a la altura de un objeto, con un tirón de collar, le damos al orden “platz” y, al instante, le acariciamos y le compensamos con un buen trozo de carne hasta repartir los cuatrocientos gramos en el recorrido. Al final jugamos un buen rato con él. Ya hemos llegado al final de la primera fase. Vamos a cambiar la correa normal por la de diez metros y seguimos con el collar de castigo. A partir de ahora vamos a inventar trazados similares al de la fig. 6. con una longitud de unos quinientos pasos como mínimo y con cinco objetos. Aquí volvemos a repartir la carne a lo largo del trazado reservando cinco trozos para premiar cada objeto marcado, lo que seguirá haciendo durante bastante tiempo aún con al orden “platz”. En esta primera fase del adiestramiento en rastreo no existe fuerza ni presión. Todo consiste en estímulos a base de carne y juguetes para que el perro tenga ganas de rastrear y esté motivado. A partir de este momento es cuando ya pueden entrar la disciplina y la presión en el adiestramiento, eso sí, con mucho tacto y serenidad |