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Publicado: Sunday 14 de November de 2010, 01:40
Bueno, el juego no tiene ningún misterio. Es más viejo que el mear. Consiste en escribir una historia entre todos. Como estamos en un foro y es complicadillo que no acabemos solapándonos, he pensado que podemos hacer unas pequeñas reglas.Leemos lo escrito. Damos a Refresh para verificar que no hay una nueva parte escrita, y de ser así ponemos un post rápido que diga PARTE 1, (o 2 o 3, o la que toque). Entonces, modificamos el post y escribimos la parte en cuestión. Así evitamos solapamientos.Bueno, empiezo yo;PARTE 1.El retumbar de las bombas hendía el aire con su atronador sonido. La oscuridad de la noche brevemente iluminada por el resplandor rojizo del fuego, precediendo al rugir de los edificios al colapsar y de las paredes al derrumbarse. El traqueteo de armas automáticas descargaba rafagadas incesantes de balas rojizas contra los asustados habitantes de la malograda ciudad. Estaban siendo invadidos por fuerzas enemigas, una guerra que muchos de ellos no comprendían ni apoyaban, pero, que sin embargo, les estaba afectando. El país cerrado por ser un foco de comunismo emergente, provocando una hambruna que ya duraba demasiado tiempo. No contentos con destruir económicamente aquella tierra, las fuerzas americanas pasaron a la ofensiva, invadiendo cada rincón con una crueldad y una violencia digna de aquellos a quienes tanto criticaron. Era la Tercera Guerra Mundial, y estaban utilizando España para catapultarse al dominio de una Europa que había efectuado un débil intento por liberarse del yugo impuesto por la Alianza Atlántica. Estas eran las consecuencias, unos lobos que finalmente mostraban su verdadera cara y que no estaban dispuestos a perder el punto geoestratégico tan importante que representaba Europa.Julia corría por las calles de su ciudad. A sus tiernos quince años habia visto demasiada muerte, demasiada desolación, pero ahora sus sentidos estaban bloqueados a aquell horror mientras se sumergía entre los llantos y gemidos de rabia y miedo de aquel enjambre de personas asustadas. Escuchó el silbido de un misil pasando demasiado cerca, y acto seguido, el ensordecedor estallido. Una lluvia de cristales tintineantes se derramó sobre sus cabellos castaños, y la joven intentó cubrirse con la pálida piel de sus brazos desnudos. El filo de los pequeños pedazos abrió cortes en ellos, pero tan asustada estaba que ni tan siquiera sintió el escozor. Siguió corriendo, a pesar de que parecía que el corazón se le saldría por la boca.Al girar una esquina, Julia se encontró de frente con un escuadrón de soldados bien armados, tenebrosas figuras sombrías vestidas con íntegros uniformes oscuros, que flanqueaban un enorme tanque. Se detuvo, ahogando un gemido, y volvió sobre sus pasos a toda velocidad."Stop!" escuchó a un hombre.Una rafagada de tiros rasgó el aire como una cremallera rota. Julia se agachó pero no se detuvo. Se introdujo a toda velocidad por un oscuro callejón, rezando a un Dios que creía les había abandonado a su suerte, por que saliese con vida de aquella invasión. De frente. un sólido muro, tan alto que bloqueaba el cielo cubierto de una espesa capa de humo apestoso que olía a muerte. Se le había acabado la suerte, de ello estaba segura. Los soldados llegarían y la matarían como a todos los demás, sus ansias de sangre satisfechas por la masacre.Escuchó un gemido. Desesperada, Julia miró a los lados buscando su origen. No lo encontró, pero si vio, como aparecido de la nada, un estrecho y oscuro hueco camuflado entre las sombras, que daba a uno de aquellos antiguos sótanos. La rejilla estaba desencajada y la ventana rota. Sin perder un segundo, se tiró al suelo y se escurrió hacia el interior. Cayó un par de metros hasta golpearse con fuerza contra el suelo, y allí se quedó, jadeando sin aliento, tratando de permanecer en silencio, y con el cuerpo tembloroso y frío por el miedo. Escuchó los pasos de los soldados recorrer el callejón, buscándola. Escuchó sus voces rudas y firmes, sin sentimiento y sin piedad, discutir en aquel idioma extraño. Todo aquel tiempo Julia permaneció en silencio, cubriéndose la boca con las manos mientras que lágrimas espesas recorrían sus mejillas. Entonces, se marcharon. Ni aún en aquel momento Julia dejó de sentir terror, pero su mente más relajada regresaba una y otra vez al horror que había vivido aquella noche. Volvía a su casa cuando vio una señal en el cielo, una estrella fugaz que rozaba los tejados hasta impactar contra el edificio. Inmediatamente hubo un estallido cegador y la que fue su hogar se vino abajo, llevándose consigo a sus padres y hermanos, convirtiendo su vida en un montón de escombros humeantes. Fue entonces cuando empezó a correr, cuando la invasión dio inicio, y Julia, en su rencor y dolor, pensó en lo valientes que eran aquellos soldados, con sus chalecos blindados y sus rifles masacrando a una muchedumbre aterrorizada que huía por salvar lo poco que quedaba de sus miserables vidas.Ahora sí, lloró dejando salir un sonoro gemido de angustia y pavor. Entonces, volvió a escucharlo, más nítido y claro, aquel susurro asustado inundando la impenetrable oscuridad. Julia se quedó callada y miró a su alrededor, buscando el origen de aquello.Lo vio. Acurrucado en un rincón, tan asustado como ella. No pertenecía a ninguna raza que Julia supiese reconocer. Era un perro grande, de cola enroscada, patas y pecho blancos y el lomo y rostro marrón oscuro. Sus orejas rectas aplastadas contra el craneo mientras que sus ojillos castaños la observaban con una mezcla entre temor y anhelo."Tú también has perdido a tu familia?" preguntó Julia, y su voz le sonó ronca.El perro se acercó a ella lentamente, arrastrándose por el suelo. Tenía mucho miedo, pero su deseo por tener algo de compañía que calmase su ansiedad era más grande. Se acurrucó junto a ella y dejó que las manos de la joven se sumergiesen en su pelambre espesa y cálida. Los dos desgraciados se quedaron allí, ocultos entre las sombras, con el deseo de que todo pasase pronto, dándose mutua compañía y calor. |