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Publicado: Friday 18 de September de 2015, 15:17
Ahí va la mía:
Me llamo Gema. Nací en un pequeño pueblo rodeado de colinas y desierto, arena por todos sitios, lo destetaba.
La gente era amable y por poco esfuerzo te daban alguna moneda o algo de ropa.
Tenía un futuro por delante y podría haber sido lo que hubiese querido, pero algo me lo impedía, algo que yo no podía cambiar. Era mujer.
Me corté el pelo, me vestí de hombre y sobreviví.
Pasaron los años, me hice adulta y mientras holgazaneaba esperando al incauto que seria mi próxima victima oí a unos guardias, describían a un ser imponente, culto, con riquezas y con toda una legión de seguidores.
Escuché atentamente, sabía donde encontrarlo, me conocía cada palmo de la tierra que pisaba y así , decidida, fui a buscar al Viejo de la Montaña.
Caminé durante días, robaba de aquí y de allí, y al final encontré su fortaleza. Excavada en la montaña, de blanca piedra caliza que brillaba bajo el sol, era hermosa e inexpugnable, ilusos.
Pasé días acampada, me aprendí las rutinas de entrada y de salida de viveres y agua y un día armada de valor me colé en uno de los carros mientras los mulos apaciguaban su sed y sus mozos daban buena cuenta de un odre de vino.
Sabía que si me pillaban estaría muerta pero qué podía perder, no tenía nada y las ganancias podían ser cuantiosas. Entrar, robar y salir.Era sencillo lo había hecho millones de veces.
Todo cambio cuando él me descubrió, pensó en matarme, quizás no contaba con que yo pusiera resistencia y consiguiera dejar en ridículo a esos que se hacían llamar su guardia armada.
Me interrogó durante días, me privó de comer, de abrigo, me drogó y al final se dio cuanta de que podría ser útil, era ágil, buena amiga de lo ajeno, y no sentía ni miedo ni remordimiento al matar, lo disfrutaba. Sin duda, era mucho mejor que aquellos aprendices que entonaban cánticos en el patio, Hassan me instruyó, me enseñó a manejarme entre las sombras, a matar sin piedad, me refinó.
Todo hubiese sido perfecto, pero era ambicioso, quería la corona y me mandó seducir al rey. Una misión más y me retiraría, eso fue lo prometido, pero nada salió como se había planeado, el inútil de su mano derecha nos delató, y por ello nos cogieron a todos, moriría a manos de Hassan si no lo mataban ellos antes.
Juzgados como asesinos y ladrones, la muerte era la próxima parada, pero no para mi, no caería con esos desgraciados.
Convencí a uno de los guardias de mi inocencia, las armas de mujer suelen ser bastantes convincentes y si usamos un poquito de opio la cosa resulta aún más fácil.
Recorrí la prisión, ese malnacido se ahogaría en su propia sangre, y lo encontré, en un salón, rodeado de cojines de plumas bebiendo vino y comiendo bayas.Traidor. Un descuido, un poquito de estramonio en la copa y las belladonas en el plato. Hubiese sido divertido ver como empiezan las alucinaciones, pero no tengo tiempo para disfrutar. Dulces sueños
Me descolgué por una ventana y corrí al puerto, un barco saldría al alba y yo cruzaría el mar dentro de él, escaparía, tendría una nueva vida,invertiría mi dinero en la seda y sería una mujer poderosa...y acabé aquí.
Perdida en una isla, mar, cocos y arena, más arena, esas son mis riquezas, sólo conseguí traer mis dagas y mi aburrimiento.
Pero hace unos días observé algo extraño en la playa, marcas, pisadas...habia alguien más en este trozo de tierra flotante, ¿suplicarán por su vida al morir?, ¿pedirán clemencia y perdón?...No lo sé pero será divertido. |