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Publicado: Saturday 19 de March de 2011, 20:53
Solo un poco de comida, eso si, pero poco mas. Solo compañía al cien por cien. Es la única condición que exijía mi perro, tenerme siempre cerca. Hoy ya no estoy con él porque se ha ido y donde está no tiene frio, ni hambre, ni me necesita.Sin embargo yo si le necesito mas que antes hubiera yo imaginado, porque se que ellos, por ley de vida, se tienen que ir antes.Me guardo mis lágrimas para cuando nadie me ve y se las entrego a él y a su memoria, porque se las merece y porque no tengo consuelo por su ausencia.Para no romper con la convencionalidad, tengo que alegar jaqueca a la falta a mi puesto de trabajo, lo cual no me parece honrado. No es justo para con él, pero no todo el mundo entiende esta circunstancia.Me esperaba al llegar a casa, ladraba regañándome por dejarlo solo y cuando me sentaba a descalzarme y ponerme las pantuflas, él suspiraba con un suspiro mezcla de alivio y tranquilidad porque ya sabía que me quedaría en casa, con él.Vive Diós que, ni quiero, ni voy a hacer comparaciones, pero el dolor por la pérdida de un compañero fiel como es un perro, duele mucho.Mi perro tenía dos ojos color caramelo que eran dos ventanas a la incondicionalidad. No necesitaba hablar, ambos sabíamos que queriamos el uno del otro y eso es muiy grande, demasiado grande para perderlo de la noche a la mañana.Heme aquí, hecha una piltrafita bañada en lágrimas y “a mucha honra”, él se lo merecía y yo también, por quererle tanto.Nunca te olvidaré, amigo Luca y gracias por todo lo que me enseñaste. |