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Publicado: Wednesday 09 de June de 2010, 16:32
"La ansiedad puede contribuir a generar energía hiperactiva. En la naturaleza no se observan muchos casos de ansiedad. De miedo, sí, pero de ansiedad, no. Sólo cuando llevamos a los animales a una casa o los enjaulamos, es cuando surge la ansiedad, y es ella la que provoca el gimoteo, el aullido, la ansiedad por la separación que algunos perros experimentan cada vez que sus dueños salen de casa. Es normal que un perro se preocupe al verse separado de su dueño. Es instintivo preocuparse o ponerse tristes si se rompe la manada, aunque esa manada conste sólo de un perro y su dueño, pero no es natural para los peros pasarse todo el día solos, encerrados en un piso, sin tener nada que hacer. Los perros no saben leer, ni saben hacer crucigramas, ni ver programas de televisión. no tienen en qué emplear su energía cuando están solos. No es de extrañar, por tanto, que un gran número de perros experimenten la ansiedad por la separación y que terminen con una acumulación tremenda de energía hiperactiva cuando sus propietarios vuelven a casa.Cuando vuelve a casa y descubre que su perro ha devorado sus zapatos favoritos, no es porque "esté enfadado con usted" por haberle dejado solo, ni porque "supiera" que le encantaban precisamente esos zapatos. Eso es humanizar a los perros. La razón por la que el animal ha mordido los zapatos -u otra cosa- es por la cantidad de energía contenida que tiene. Primero le llamó la atención su olor: es un olor que le resulta familiar y que, por lo tanto, le excita. Una excitación y una ansiedad se han de liberar de algún modo, es decir, pagándola con los pobre zapatos, u otros objetos.Con el tiempo he descubierto que los propietarios no suelen reconocer los síntomas de ansiedad en sus animales. Creen que la ansiedad por la separación empieza cuando salen de casa, pero en realidad empieza con la energía que su perro va generando desde que se despierta. El dueño se despierta, se ducha, toma un desayuno, se lava los dientes... y durante todo ese tiempo el animal está en segundo plano, yendo de habitación en habitación, detrás de usted. Y, usted piensa: “Hay que ver; cuánto le gusta estar conmigo. Tiene que asegurarse de que estoy bien” Eso es una ficción que los humanos nos creamos para sentirnos bien. Lo que el perro está mostrando no es lo mucho que nos quiere, sino lo ansioso que se siente. Si se marcha de casa sin haberle dado la oportunidad de liberar esa energía, es evidente que el animal tendrá dificultades con la separación.A mis clientes les digo que lleven a sus perros a dar un buen paseo por la mañana, a correr, e incluso a patinar... Además, también es bueno para la salud de los humanos. Si es posible para usted, ponga al perro a caminar sobre una cinta de correr. Cánselo. Luego ofrézcale agua y comida. De este modo, para cuando usted se vaya el animal estará cansado y saciado, dispuesto para descansar. Su estado mental será de calma sumisa, y para él será mucho más comprensible que tenga que estar quieto el resto del día. Así tampoco tendrá un perro hiperactivo que lo reciba echándosele encima al abrir la puerta. Otro consejo es que no le de importancia al momento de salir y entrar –no se despida de él-. Si excita al animal a la hora de marcharse o de llegar, sólo conseguirá alimentar su ansiedad”Fuente: Ansiedad por la separación, El Encantador de Perros, por César Millán.El paseo ha de tomarse en serio. Es algo a lo que hemos de dedicar el tiempo preciso, no solamente para “hacer sus necesidades”. El paseo crea vínculos, capacita al perro al trabajo de concentrarse en atender unas órdenes para establecer un equilibrio jerárquico entre ambos. Ha de crearse un ambiente sereno, confiado, firme.Sé que hay gente que piensa: “Sí, claro, todo lo arregla el paseo dichoso”. En realidad lo que lo arregla casi todo es que en ese paseo se den varios factores: el vínculo de confianza, el estatus jerárquico en el que nosotros adoptamos el rol de líder para que nuestro perro no sea un animal estresado, desequilibrado y agresivo, y el desgaste de la energía acumulada que no se elimina jugando en un jardín ni con juguetes en el interior de casa.El paso a paso para curar la ansiedad por la separación es sencillo. (No estoy de acuerdo con hacer que el perro relacione premio con estar callado, sino que esté tranquilo porque se elimine su ansiedad, sin por ello tener que recibir premios. El premio es ese: el agradable estado de sentirse bien)Todo esto lleva un proceso de uno o dos días, por ello, cárgate de paciencia y dedica tiempo a tu perro para que elimine ese miedo, pero sobre todo, antes de nada respira profundamente y elimina toda tensión para que tu estado anímico siempre sea favorable.• Lleva al perro a un lugar y pídele que entre: la terraza, una habitación, un trasportín.• Haz que ese lugar sea agradable para él, para que no lo relacione con algo negativo. • Por ejemplo, pon en el lugar algo que le guste al perro, deja que sea él quien entre en ese lugar; no le empujes adentro. • Una vez que ha entrado, no le encierres en ese lugar. Deja la entrada abierta.• Cuando vaya a salir, dile “¡Chitss!” y enséñale la palma de la mano –como un guarda de tráfico para detener a los coches-. Si sale, hazle entrar ayudándote con su collar, sin tensión y con serenidad pero con firmeza. • Quédate cerca, que él te vea, y espera a que su energía sea serena, que no haya ningún síntoma de nerviosismo. Cuando el animal se siente a jugar con sus juguetes, o simplemente se quede relajado, pídele que salga y prémiale con unas caricias.• Deja pasar un poco de tiempo y vuelve a pedirle que entre en el lugar. No cierres la puerta. Él no tendrá recuerdo desagradable de ese lugar. Cuando entre deja que permanezca allí tranquilo, sin cerrar la puerta. Repite el ritual, si sale. Cuando permanezca dentro, tranquilo, relajado, contigo cerca de él, pero fuera de ese lugar, sonríele y pídele que salga.• La siguiente vez que se repite el proceso se añade un nuevo comando a esta serie de acciones. En lugar pedirle salir, se cierra la puerta –siempre cuando su estado sea de calma y sumisión-.• Déjale allí un par de minutos y abre la puerta –nunca si el perro está gimoteando, arañando la puerta, etc., sólo si está tranquilo-. Cuando vaya a salir hazle “¡Chitss!” y muéstrale la mano “de guarda de tráfico”, para detenerlo. Tiene que entender que el hecho de que la puerta esté abierta no significa que puede salir. Sólo debe salir si le has pedido que lo haga.• Amplía el tiempo de permanencia en ese lugar hasta llegar a una hora, aproximadamente. En ningún momento este ritual ha supuesto un trauma para el perro ya que hemos actuado de modo tranquilo, sin confundirle, y repetido los comandos para que él lo vaya asimilando. La palabra clave es: paciencia. No podemos dejarlo solo, encerrado, y pretender que él solito aprenda todo lo que esperamos que haga. Hemos de ser responsables y ayudarle a asimilar cada concepto.Saludos. |