En estos días y con el trágico aniversario del terremoto de Haití, me ha venido a la memoria la increíble labor tanto de los profesionales y voluntarios que allí están, como los incansable perros que trabajaron con ellos.
A parte de tener, como os podéis imaginar, un adiestramiento muy metódico, una vez preparados y listos para viajar, estos perros, cuando llegan al lugar de las tragedias ya están ansiosos por empezar.
Lo primero que se hace es asignarle una zona de trabajo, para que tengan las mínimas interferencias posibles.
El trabajo del guía, básica y primordialmente es la de la máxima compenetración con su perro, el conocimiento de su compañero es fundamental, incluso en muchos casos hay una anticipación a las acciones del perro ya que muchas veces, en zonas complejas e inaccesibles para el buscador es necesario un apoyo y auxilio, por ejemplo el subirlo cuando este no llegue a algún remoto escondrijo cuando él no pueda por sí solo...
Pero, ¿cómo son capaces de encontrar a las personas?
De todos es sabido la impresionante capacidad olfativa que tienen, muy por encima de la humana. Desde el primer entrenamiento se les enseña a saber percibir, no el olor específico de cada persona, sino el genérico, el que todo ser humano desprende por el hecho de pertenecer a su especie.
Ellos ventean el aire en busca de partículas que no pueden ver, ya que las víctimas están enterradas y esa es la pista que siguen.
También hay que enseñarles a ignorar señales o distracciones que demorarían su labor, como pueden ser, personas que estarán en las labores de desescombro, maquinaria.. animales sepultados, comida... olores residuales de víctimas que ya han sido rescatadas..incluso el irresistible olor de alguna perra en celo.
En cuanto a los rescatadores de alta montaña, su trabajo requerirá más rapidez de la acostumbrada debido a que las bajas temperaturas corren en su contra. En la nieve o en avalanchas después de treinta minutos las posibilidades de supervivencia se reducen drásticamente, por lo demás la forma de proceder es muy similar a los perros que buscan entre los escombros, pero, como ya hemos dicho antes, con la máxima celeridad de la que sean capaces.
También hay que acordarse de la reciente incorporación de los perros en los rescates de víctimas de ahogamientos en ríos y que son los mejores ayudantes de los grupos de rescate subacuático de bomberos.
Cuando desgraciadamente alguien desaparece bajo las aguas de un río o pantano, es prácticamente imposible tener una localización exacta del cuerpo debido a las corrientes, el viento y la climatólogia del día concreto. Estos perros nos pueden asegurar o en su caso descartar si está en esa zona o deben de descartarla y buscar por otro sitio.
En cuanto al tiempo transcurrido es una de las pocas situaciones en las que el tiempo corre a favor del perro ya que mayor concentración de olor aparecerá conforme pasen las horas y así será más fácil de detectar.
Con esta gran ayuda se reduce de manera exponencial la zona de rastreo, disminuyendo también el tiempo de inmersión de los buceadores, y por lo tanto, el riesgo que sufren.
Para este tipo de trabajo, si bien no hay una raza específica que lo desempeñe mejor, tampoco es que valga cualquiera.
Deben de ser perros ágiles y resistentes, capaces de soportar las duras condiciones de trabajo, por lo que razas como los chihuahas, pincher, malteses no son los más idóneos ya que muchas zonas entre los escombros les serán inaccesibles, por lo que se prefiere a razas más grandes.
Por otro parte, tampoco son aconsejables los de tamaño gigante ya que su tamaño también puede dificultar en algunos casos su labor, cuando, por ejemplo es necesario trasladarlo en helicóptero, botes pequeños...
De todas formas, independientemente de la raza, el tamaño... su labor es encomiable y poco nuestro agradecimiento y valoración.
Vaya pues este pequeño artículo en su honor.
Montse Arias.
Redacción perros.com