Por motivos legales, los particulares o criadores que quieran traer a un perro de otro país tiene que tener en cuenta varias premisas indispensables si quiere “moverse” dentro de la legalidad.
Deben entrar con un certificado de origen o sanidad expedido por el veterinario oficial del país procedente en el que se acrediten los siguientes aspectos:
El dueño por su parte se
compromete a no vender a los animales y a aceptar las comprobaciones que los servicios veterinarios del país estimen procedentes realizar en la dirección o direcciones que consignen los interesados, de acuerdo con las normativas sanitarias en vigor.
En España
se exige que la vacuna
antirrábica tenga menos de 1 año y más de un mes de antigüedad. Es decir, si se ha vacunado a un perro hace más de un año hay que revacunarlo, independientemente de la fecha de caducidad, y con los requisitos exigidos por cada país.
En el año 2010 hubo una importante operación, de las Fuerzas de Seguridad.
La operación
Noa, de la Guardia Civil, corroboraba lo que muchas protectoras estaban denunciando desde hace tiempo.
Es una realidad que a España llegaban perros procedentes de Eslovaquia, una zona en la que la rabia no está erradicada.
Algunos perros tenían parvovirosis congénita… y
un sinfín de enfermedades que hacía de su breve existencia (muchos de ellos no llegaban a los tres meses de vida) un calvario.
La Policía Judicial de la Guardia Civil de Arévalo (Ávila) asegura que “debido a que primaban el que tuvieran camadas
se
mezclaban madres con hijos, sin importar las consecuencias”. Vendían todo tipo de razas que transportaban en furgones que no tardaban más de
36 horas en venir desde Eslovaquia.
Si las razas que traían en España y criados con profesionales dedicados a ello suelen costar 100 euros, con ellos los podías comprar a la mitad. Pero es que a ellos les había costado entre 80 y 125 euros el ejemplar.
El negocio era redondo, tanto que la ACCE (Asociación de Criadores Caninos de España) estaba involucrada.
La junta directiva tenía relación con el veterinario que
certificada el pedigrí y vendía perros a través de la sociedad mercantil Lomoviejo. Después cobraban 60 euros por cada expedición, realizando al mes unas trescientas.
Cuando el proceso de compra se hacía a través de un intermediario, sorprende que por doscientos euros se garantizaba que
si te moría te lo cambiaban por otro, el hecho de que te encariñaras con el perro y lo vieras como un ser vivo, es lo de menos. Para ellos es un simple objeto. Los agentes aseguran que hubo partidas de Westis enteras que murieron.
La investigación comenzó en
Abril de 2010 y han descubierto a chihuahuas que tenían camadas de
13 ó 14 cachorros, algo prácticamente imposible…o madres que murieron en 2007 y
seguían teniendo camadas en 2009.
Pero hoy en día este tráfico no ha parado.
Las autoridades sanitarias no están impidiendo esta importación indiscriminada.
Se cree que unos
200.000 cachorros entran en nuestro país desde el Este, vienen
hacinados en camiones, sin tener apenas alimento. Las perras de estos negocios paren camadas una tras otra encerradas en recintos oscuros, insalubres y estresantes en los que la comida se mezcla con las heces.
Pero también hay denuncias de
criaderos españoles que traen a sus perros de otros países y los tiene en sus instalaciones y que parte de esos animales son para venta y la otra parte para cría, siendo por tanto puntos de v
enta ilegales en el propio país receptor.
Así mismo los transportes
contravienen la normativa legal ya que traen a cachorros de apenas veinte días, cuando según el reglamento 998/2003 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de Mayo de 2003, los cachorros no pueden viajar hasta que cuenten tres meses de vida y deben realizar el viaje vacunados contra la rabia sabiendo perfectamente que con menos
tiempo no es efectiva.
A días de hoy siguen poniendo denuncias las asociaciones protectoras y de defensa animal. A
principios de este año han denunciado al Seprona la entrada
de un camión que transportaba perros en unas
condiciones lamentables y mal
nutridos.
Está claro que
no interesa parar este tráfico, que se mira a otro lado, que el sufrimiento animal es de segunda o tercera categoría en este país y en el resto del planeta.
Realmente y aunque suene mal decirlo, aquí lo que prima por encima de todo es la “supremacía humana”, el resto de los que viven en este planeta no tienen ni derechos ni méritos suficientes para vivir en paz y tranquilidad.
Nos molestan, son sucios y poco cívicos, ensucian “nuestras” calles no son productivos, el
único beneficio es el cariño que nos dan y la compañía, ¿para que valen a parte de eso?...
Por eso cuando vemos estas aberraciones nos volvemos ciegos y sordos, a parte de indolentes, que más nos da. ¿En qué momento se nos ha convertido el corazón en piedra?.
Montse Arias.
Redacción perros.com