Los responsables de esta enfermedad son los llamados
coccidios, unos parásitos protozoos (organismos unicelulares) que se multiplican en el tracto intestinal de los perros. Cuando sacamos a nuestros amigos a dar un paseo para que puedan hacer sus necesidades, podremos detectar esta infección a la hora de recoger sus heces.
Esta infección es especialmente común en
animales jóvenes de criaderos, guarderías o residencias caninas donde al hacinamiento y el estrés son por lo general características típicas de la mayoría de estos sitios.
Si un perro está infectado hará que otros se contagien a través de
sus heces y entre uno a siete días ya estará contagiado. Los
ooquistes (que así se llaman huevos donde están los parásitos), presentan una buena capa protectora que los hace muy resistentes en condiciones extremas. Se encuentran dentro de la materia fecal y pueden contaminar el suelo y las tarimas de madera como las de cemento húmedo y poco soleado.
Los huevos pasan al tracto digestivo llegando al estómago donde los jugos gástricos
eliminan la cubierta protectora donde son liberados los ocho esporozoitos que son las células infecciosas que se hayan dentro del huevo, pasan al intestino delgado invadiendo cada uno de ellos una célula intestinal, dentro de la cual se lleva a cabo un proceso de maduración que lo convierte en
trofozoito, nombre que se le da al alimentarse de la célula que lo hospeda. El desarrollo continua hasta destruir la célula, transformándose en
esquizonte, formando una estructura esferoidal, en cuyo interior se forman organismos más pequeños, los merozoitos.
La esfera se rompe liberándolos e infectando nuevamente cada uno a otra célula, provocando una destrucción
masiva de millones de células del intestino por cada huevo que sea ingerido.
Los síntomas se observan cuando el cachorro presenta
dificultades para crecer y puede observarse la anomalía característica ya que las
patas traseras serán más altas que las delanteras.
Por otro lado notaremos su estómago hinchado incluso puede que no tenga demasiada gana de comer, llegando incluso a
comer piedras o sus propias heces, las cuales se manifiestan a modo de diarrea, apareciendo corpúsculos sanguinolentos en ellas.
También hay una
anemia fuerte como consecuencia de la pérdida de sangre y debilidad. Si no se diagnostica a tiempo pueden producirse infecciones en masa, provocando la muerte del animal.
La especie que suele infectar a los perros es
Isapora Canis. Los cachorros son afectados especialmente en el periodo comprendido entre la cuarta y sexta semana, esto no quiere decir que con más edad no se puedan infectar, hay casos en que ocurre. Por el contrario l
os perros adultos no sufren la enfermedad (salvo rara excepciones), sin embargo sí son una importante fuente de infección.
Ante el menor síntoma debemos de llevarlo al veterinario y es conveniente que si podemos le llevemos una muestra de heces.
A veces
los resultados pueden ser negativos, esto no implica
que no esté parasitado ya que podría encontrarse en una etapa en la que no está eliminando los huevos, por lo que es recomendable repetir el estudio. Es importante llevar el control rutinario mediante análisis de materia fecal, aunque no se observe diarrea ya que muchos cachorros son propensos a esta enfermedad.
Un tratamiento adecuado se hará a través de una correcta prescripción farmacológica que llevará a cabo nuestro veterinario de confianza, aunque también será importante
una buena hidratación y una correcta reposición de electrolitos y glucosa, ya que tendrán una pérdida importante de agua.
El medicamento que se utiliza para la eliminación de los coccidios por norma general es la
Sulfadimetoxina. Recuerda que el tiempo es de vital importancia en estos casos, por lo que, cuanto más rápido actúes, neutralizarás el microorganismo con mayor éxito.
En muchas ocasiones se comprobó que a pesar de administrar correctamente el medicamento, los síntomas de diarrea perseveraban. Al investigar este contratiempo se llegó a la conclusión de que la coccidiosis se complica en presencia de
giardias, las cuales se catalogan como organismos patógenos. Lo que ocurre es que la caída del sistema inmunológico debida a la coccidiosis, activa la manifestación de giardias las cuales no son patógenas en un organismo sano pero sí cuando sus defensas naturales bajan. Pero ¿qué son las giardias? Son otra clase de protozoo, un organismo unicelular que posee cinco flagelos, especie de latiguillos, que les permiten moverse y se fija en las paredes del intestino impidiendo la absorción de nutrientes además de alterar el balance natural de la flora intestinal.
Se desarrolla en un periodo de
cinco ó seis días. El resultado de esta afección es una importante pérdida de peso y un incremento anormal de los cachorros, de modo similar a la coccidiosis; su acción patógena se ve aumentada debido a la invasión oportunista de bacterias y hongos e incluso virus, que complican el cuadro patológico.
También pueden causar
daños permanentes en el intestino u otros órganos internos.
Como los coccidios se detectan a través del microscopio, en donde se pueden ver quistes o especímenes en movimiento. Las muestras de materia fecal deben de ser frescas, para poder realizar un diagnóstico. Aún así, muchas veces es necesario examinar varias muestras antes de encontrar quistes debido a que estos son eliminados intermitentemente, por lo que una muestra podría
dar negativo un día y positivo al día siguiente. Por lo tanto es importante tomar medidas para prevenirlo, cambiando el agua diariamente del cachorro si este está en el exterior ya que los pájaros transmiten esta enfermedad y pueden defecar en el agua contagiando al animal.
Si no se trata una giardasis a tiempo los síntomas pueden agravarse.
Es necesario tener en cuenta que las giardias pueden causar daños sin que los síntomas sean observables en las primeras fases de infección y que pueden se contagiadas a otros animales e incluso a los humanos.
El tratamiento consistirá en administrar
Dimetriazol entre seis y quince días, será el veterinario quien nos diga
cómo y en que cantidad deberá de tomar el medicamento, ya que depende del estado y la gravedad de la enfermedad.