Se trata de una glándula sexual accesoria de los perros machos cuya función depende de las hormonas sexuales.
El líquido prostático posiblemente
ayuda al transporte del esperma. La fracción prostática supone más del 97% del volumen del eyaculado.
La mayoría de las enfermedades que afectan a la próstata implican un aumento de su tamaño (
prostamegalia).
En condiciones normales, su tamaño estará en función del
peso corporal y de la edad, aunque os puedo decir como curiosidad que los Scottish terriers tienen una próstata cuatro veces más grande que
los perros de otras razas de peso y edad semejantes.
La
hipertrofia de la glándula es muy común en perros de más de 5 años, y en muchas ocasiones, aún estando afectada, los perros
no se enteran de que tienen algún problema.
Los síntomas más frecuentes son:
secreción uretral, hematuria (sangre en la orina) y tenesmo (necesidad frecuente de orinar). La secreción uretral, puede ser clara, purulenta o hemorrágica. La presencia de este tipo de secreción, en especial la de tipo hemorrágico, puede ser mayor si va acompañada de excitación sexual. Aunque se ha descrito mucho como signo clínico asociado a enfermedad prostática, el tenesmo sólo está presente cuando la próstata presenta un
aumento de tamaño patológico. Otros signos asociados a enfermedad prostática son fiebre, adelgazamiento, mueve de manera rara las patas de atrás y tiene dolor abdominal por su parte central.
HIPERPLASIA PROSTÁTICA BENIGNA
La HPB es la anomalía más frecuente en los perros machos que están sin castrar, y se presenta en el 100% de los perros ancianos no castrados. Un curioso estudio realizado en
beagles, demostró que el 16% tenían HPB a los dos años, y el 50% a los 5 años de edad. Después de los 4 años la presencia de quistes puede acompañar a la hiperplasia. Estos quistes
pueden
predisponer a la próstata a sufrir infecciones bacterianas.
Los signos clínicos que acompañan a esta enfermedad son secreción uretral hemorrágica, hematuria, hemosperma, y tenesmo. Sin embargo es importante saber que muchos perros con esta enfermedad no manifiestan síntomas.
El tratamiento para esta afección en los
machos que no se dedican a la crianza es la castración, ya que, en tan sólo 7-10 días, se consigue una importante disminución del tamaño de la glándula. Las medicaciones a base de
finasterida pueden ser útiles si no se quiere someter al perro a la cirugía. El problema es que, una vez retirada la medicación, la próstata
volverá a aumentar de tamaño.
Se pueden utilizar para su tratamiento una serie de hormonas y antihormonas que provocarán la disminución del tamaño de la próstata, con el inconveniente de que pueden afectar a la capacidad reproductora, por lo que no deberían ser usados en perros que estén destinados a la crianza. Los estrógenos, por ejemplo, que también han sido utilizados para tratar esta enfermedad podrían provocar mielosupresión y formación de abscesos en la glándula.
Recientemente ha aparecido un
nuevo producto de prescripción veterinaria para el tratamiento de esta enfermedad. Su composición es a base de
acetato de osaterona. Se administra durante 7 días, y según los estudios clínicos el efecto persiste durante 6 meses, momento en el que habrá que evaluar si debe ser administrado nuevamente por el veterinario que haga el seguimiento de la enfermedad. Según se indica no afecta a la capacidad reproductora de los perros.
PROSTATITIS BACTERIANA CRÓNICA
La PBC es el segundo trastorno más frecuente en la próstata de los perros no castrados. Se presenta por la extensión de las bacterias desde la uretra
o a través de la sangre.
El perro afectado, presentará i
nfecciones urinarias recurrentes, sangre en la orina, secreción uretral purulenta o hemorrágica, tenesmo y estreñimiento. Es muy típico en estos casos que tras la aplicación del tratamiento
con antibióticos, y a pesar de que desaparezcan los gérmenes de la orina, al poco tiempo vuelva a presentarse la infección. Esto es debido a que las bacterias persisten en la próstata. Los perros tendrán con mucha frecuencia un goteo constante o intermitente de exudado sanguinolento o purulento del pene, independientemente de la orina.
El estreñimiento suele ser debido a que el perro
intentará evitar el dolor que se presenta a la hora de defecar. Debéis saber que la PBC es difícil de tratar, ya que la mayoría de los antimicrobianos llegan mal a la glándula.
Aún así, algunos de ellos se han mostrado muy útiles, pero es sumamente importante hacer tratamientos largos, de por lo menos 4 a 6 semanas, aunque los signos clínicos desaparezcan antes.
Es importante que sepáis que la castración
facilitará la curación, y en caso de que el perro tenga un gran valor genético, se deberá administrar también finasterida para tratar la hiperplasia prostática benigna que siempre estará presente en los casos de PBC.
CARCINOMA DE PRÓSTATA
Es el trastorno más frecuente en los perros castrados. No se ha demostrado que la edad de castración influya en su aparición. Se observa en perros después de los 6 años. No se han descrito tumores benignos de próstata y las metástasis más frecuentes se presentarán en ganglios linfáticos sublumbares, columna vertebral y pulmones.
Los
síntomas clínicos asociados al carcinoma de próstata incluyen
hematuria, estranguria (micción escasa y dolorosa), e incontinencia, tenesmo, pérdida de peso y falta de apetito.
Curiosamente, en los perros no castrados, la presencia del carcinoma no siempre se asocia a aumento del tamaño de la próstata, y sin embargo si se asocia en los castrados.
El pronóstico de estos perros es
bastante malo, y el tratamiento no deja de ser paliativo y consiste en la extirpación de la glándula junto a la castración, aunque no esté demostrado que las hormonas sexuales masculinas tengan nada que ver en la presentación de este tipo de cáncer.
El uso de la
radioterapia (radioterapia de tumores prostáticos expuestos quirúrgicamente) es el mejor tratamiento en la actualidad en perro sin metástasis que ya aumentan la supervivencia en
9 meses.
Algunos fármacos se han mostrado
útiles para reducir el tamaño de los tumores e incluso en algunos casos han permitido su remisión total.
PROSTATITIS BACTERIANA AGUDA Y ABSCESO PROSTÁTICO
No son enfermedades que los veterinarios diagnostiquen con demasiada frecuencia en los perros. La presencia de abscesos se asocia a veces a la
hiperplasia benigna de próstata, y como dije antes a la administración de estrógenos.
Los signos clínicos que se presentarán son
fiebre, depresión, vómitos, falta de apetito, anomalías en la marcha y dolor abdominal caudal.
En la prostatitis bacteriana, el tamaño de la próstata es
normal, mientras que en el caso de los abscesos suele estar aumentada de tamaño.
Mientras que la prostatitis
suele remitir con tratamientos antibióticos, los abscesos requerirán tratamientos quirúrgicos que muchas veces irán acompañados de serias complicaciones, o bien el drenaje del absceso a través de ecografía.
La castración en el caso de los abscesos
no se ha demostrado útil.
QUISTES PARAPROSTATICOS
La causa de la aparición de este tipo de quistes es desconocida. Son de un gran tamaño y se localizan en la parte exterior del tejido de la glándula. En una radiografía aparecen como una
segunda vejiga, y se suelen diagnosticar cuando por su tamaño chocan con la uretra o con el colon. Cuando producen signos de enfermedad deben ser extirpados.
UNA DETECCIÓN PRECOR PARA UN TRATAMIENTO EFICAZ
Los perros de más de 5 años requieren una atención continuada para detectar signos anormales. Cuanto antes los observemos, el tratamiento tendrá mayores garantías de éxito. Actualmente, el examen de la próstata por tacto rectal debe formar parte del chequeo anual rutinario que se realiza a todos los perros mayores de 5 años.
Incluso los perros sin síntomas aparentes, pueden estar sufriendo molestias asociadas a un tamaño anormal de su próstata.
Con estas sencillas preguntas, puedes detectar si un perro puede tener un problema de próstata. En tal caso, no dudes en ir a la consulta del veterinario.