Empezamos el año con este artículo que espero que os sea de gran interés para vosotros, amantes de los perros.
Este artículo sale de conversaciones que tenemos con bastante frecuencia con familiares, amigos, conocidos con los que te cruzas, o incluso dependientes con los que intercambiamos más de dos palabras en algún comercio…
La pauta es la siguiente: saben que soy veterinaria y en seguida me sacan el móvil para enseñarme una foto de su perro (esta parte me encanta y aprovecho para presumir de mis perros también), a continuación, me hacen preguntas sobre algún tema de salud de su mascota que les preocupa.
A veces sí que puedo ayudar y dar algún consejo, pero otras lo que me plantean requiere como mínimo de un examen físico completo al paciente, y muchas veces de la realización de pruebas diagnósticas. Entonces, ¿por qué no lo llevan al veterinario?
La pregunta que os planteo como título de este post creo que queda ya en parte respondida; ¿Cuándo debo llevar a mi perro al veterinario? Pues bien, siempre que notes un empeoramiento de su salud general, cambio de comportamiento, aparición de lesión… Cualquier cosa que te preocupe es suficiente razón para acudir a tu veterinario de confianza para realizar una consulta.
Seguro que muchos de vosotros vais al veterinario una vez al año para la vacunación y la revisión de vuestro perro.
Aparentemente puedes pensar que el perro tiene buena salud, pero piensa que también puede tener un problema oculto que sólo se puede detectar con pruebas diagnósticas como una simple analítica sanguínea.
Hay un aspecto muy importante de la biología del perro que es muy obvio pero que no tenemos presente en el día a día como cuidadores: su ciclo vital es corto. En relación con el nuestro es tan corto, que para simplificar decimos que cada año de humano equivale a siete de perro, o sea que envejecen siete veces más deprisa.
Poniéndonos en su pellejo, ¿no os parece que una visita al médico cada 7 años para que os examine y os ponga una vacuna se queda lejos de un control médico óptimo?
Si tu veterinario te pide realizar una analítica sanguínea, o cualquier otra prueba, aunque tu perro esté sano, piensa que lo hace por el bien de tu peludo.
Los resultados serán archivados en su historial y servirán para medir cómo envejece, y en el caso de detectar algún problema, ponerle solución rápidamente.
En la clínica veterinaria a veces se me plantea la situación de que el cuidador no quiera hacer pruebas por temor a los resultados. Es cierto que a veces el resultado de una prueba no es bueno, pero tener la información de lo que le pasa al perro es muy valioso para poder poner un tratamiento efectivo.
No hacer una prueba determinada por miedo a que el resultado sea malo es hacer la “táctica del avestruz”: meter la cabeza bajo tierra y esperar que las cosas se solucionen solas.
Generalmente hay una solución para cada problema, así que debemos ser valientes y aceptar la responsabilidad de ser los vigilantes de la salud de nuestro perro, dado que ellos no pueden ir solos a la clínica, nuestra responsabilidad como cuidadores es llevarlos y tomar las decisiones por ellos.
Para acabar, os daré un consejo como veterinaria y cuidadora de dos perros y dos gatos: El tiempo de tu perro va a ser menor que el tuyo, aprovéchalo a fondo, e intenta que sea tan largo como pueda, no ahorres en visitas al veterinario.