Fue tirado a través de la valla de nuestro refugio. Se lleva bien con machos tranquilos y con hembras. Le encanta correr detrás de palos y pelotas pero prefiere quedárselas para el en vez de devolverlas. Da pequeños saltos de alegría cuando te ve y siempre que ve jugando a alguno de sus compañeros se une a correr con ellos. Es un gruñón cuando quiere pero nunca muerde ni es agresivo, le encanta que le acaricien y siempre te da toquecitos con el morro para llamar tu atención. Puede estar horas y horas recibiendo mimos. Tuvo mala suerte y un perro le clavó el colmillo en su ojo izquierdo. Le rompió el tercer párpado y tenía sangre entre el cristalino y la córnea. Estuvo en tratamiento con antibióticos y limpiezas y tras varios seguimientos, hay que tratarle contra la tensión ocular, y necesitará gotas durante toda su vida. Esto no le afecta en absoluto, y sigue siendo el perro de siempre con sus poquitos dientes, su energía y su ansia de mimos.