Apareció por las calles de Granada comiendo de la basura. La gente lo miraba sin hacer nada por él, incluso con repulsión. Era solo un cachorrillo hambriento que no encontraba ningún sitio al que ir. Lo rescatamos y aun sigue en nuestro refugio esperando su oportunidad. Es un perro muy bueno, con alma de cachorro aunque ya tiene sus añitos. Algo nervioso y aveces miedoso, por lo que creemos que ha podido ser maltratado, pero Willy suele estar siempre muy contento y dicharachero, correteando por ahí con sus compañeros. Está muy obsesionado con la comida, por lo que necesita alguien que lo eduque y le haga olvidarse de esa ansia.